domingo, 16 de agosto de 2009

¿Qué idiota volvería a casa a buscar una razón?
Se acabaron los tiempos donde sonreías sin fin,
se acabaron los días que te cantaban una canción,
Para que puedas dormir porque sí.
Que extraña es la vida cuando uno levanta vuelo,
se ve todo tan pequeño, pero peligroso,
en cualquier momento parece que chocas contra el suelo,
y que pierdes lo que antes te servía de consuelo.
Mira los árboles, mira las calles, mira las personas ardiendo de furia,
mira a mis amigos, están en lugares muy distanciados,
observa tu alma cuando le cae la lluvia,
y dime ahora ¿quién entiende al que por cuenta propia ha sido exiliado?
Ojalá que cuando llegues encuentres un paraíso,
que cuando encuentres el amor sepas que es el verdadero,
y que puedas comer tortas con tus hijos,
y que todas tus pesadillas terminen en el matadero.
Ahora mientras caminas y piensas,
¿no sientes indecisión?
Es una lucha interna,
entre el deseo y la razón.
Y mientras tu dueño pone los vasos de cristal en la mesa,
y tu comes una sopa en tu pequeña casa,
nunca pensaste que podías llegar comer las sobras de la cena,
abajo de un árbol en la plaza,
mientras tus sueños se tiran por la terraza,
y te das cuenta de que lo que estaba en tu lista de cosas por hacer,
no ha ocurrido, y temes que jamás las puedas llegar a ver,
volviendose realidad, por falta de animosidad.
Es una falta de optimismo,
y una falta de respeto hacia ti mismo.
¿Acaso el choque fue lo suficiente,
lo justo y necesario para hacerte un no creyente?
Es una lista larga y especial,
cuando eras un chico la mandaste a confeccionar,
la hiso tu lado más salvaje y anormal,
no la arrugues como si fuera otra lista de compras más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario