Rendirse es fallar, aceptar es ganar.
jueves, 29 de noviembre de 2012
domingo, 9 de septiembre de 2012
To ramble.
Suelo refutar tristezas, suelo evocar una dulce agonía que
ahoga, exprime, mata, pero no se extiende en tiempo y espacio.
Suelo matar pasiones una a una, bala tras bala caen
despedazadas. Luego las recojo, las uno con pegamento que poco durará, pero que
las hace ver bonitas. Sonrío. Las guardo para mí y no las vuelvo a tocar hasta
que limpie mi vida otra vez.
A veces imagino, ¿cómo sería una vida en material? Tal vez
como una pieza vieja, llena de cosas que representan recuerdos sumamente
escondidos, cubiertas de polvo. ¿Qué pasa con todo eso cuando morimos? ¿Se va
con nosotros? ¿Se vuelve polvo? ¿Se limpia y da lugar a una nueva vida?
Divages de madrugada que me vuelven loca.
martes, 4 de septiembre de 2012
viernes, 6 de julio de 2012
viernes, 20 de abril de 2012
Lonely happiness.
Huir de todo era un pensamiento constante, abrumante. “Tal
vez hoy escriba una nota, la deje sobre mi escritorio y me resigne a desaparecer”.
Desaparecer, “que verbo tan mágico”, pensaba. “Las cosas
desaparecen, a veces de la nada. Se pierden, nadie sabe dónde están. Yo quiero
que nadie sepa dónde estoy, y que nadie se acuerde de mi paso por este lugar.”
Rebecca es pensativa, y no habla. No expresa sus emociones
más que con un vago sí o no. A veces alguna que otra sonrisa, sacada por
comentarios chistosos de sus compañeros.
Tenía amigos, sí, pero ella sentía que nadie podía
valorarla. Nadie podía sentarse a escucharla hablar sobre a lo que ella le
gusta. Si algunos supiesen todas las cosas que tenía para decir, se
sorprenderían.
Rebecca amaba la vida, nunca pensaba en morir. Le gustaba
investigar, leer, sentarse largas horas y pensar, soñar. Su solitaria vida
siempre en contraste con la de sus hermanos, la llevaban a pensar que ella no era
parte de ese lugar, de ese núcleo, de esos alrededores. Es más, Rebecca amaba
tanto la vida que no se cansaba nunca de buscar algo nuevo para aprender, para
descubrir; esos pequeños misterios que sorprenden y no se olvidan. El problema
yacía en la imposibilidad de contar esas cosas, de sorprender e ilustrar a
alguien más con su pequeño hallazgo.
Por eso Rebecca estaba decida a estar sola, a encerrarse en
su vasto mundo de curiosidades, de nimiedades que para ella lo eran todo. Tal
vez su más grande descubrimiento, fue el placer de la soledad.
miércoles, 11 de abril de 2012
Shhh.
Perdí la cuenta de la cantidad de veces que al silencio le compré un cuaderno, lápices y crayones. Siempre dejé que se expresará allí, solitario, inconfundible y pensativo. Dejé que hablara con él mismo, como silencio que es. Dejé que se peleara con sus propios pensamientos, que se martirice y se alegre por si mismo.
Perdí la cuenta de la cantidad de veces que hice eso; que callé mi silencio. Un millón de cuadernos, ningún discurso. Tal vez por miedo, tal vez por inseguridad, tal vez por insensatez, tal vez porque las palabras no eran las correctas. Un millón de borradas, de arrancadas a esas hojas escritas cien veces por manos cansadas. Hasta pensé en comprar candados. Un candado a mi silencio, en vez de una hoja para que se exprese. Pero, no sirve de nada negarse a los propios fantasmas silenciosos, eso mata lentamente por dentro, pudre el alma.
Perdí el control de la bronca insostenible que se armó adentro mío. El silencio apretando fuerte el lápiz contra el papel, dejando marcas rotosas, toscas y oscuras. Y de las lágrimas seguidas que mojaban esa hoja. Arrugaban y terminaban de destruir todo. Obras maestras caídas a pique por un ataque que no supe controlar, que no supe hacer salir, que se quedó allí dentro, encerrado con candado; solo él y el silencio.
jueves, 15 de marzo de 2012
martes, 28 de febrero de 2012
martes, 21 de febrero de 2012
lunes, 13 de febrero de 2012
domingo, 12 de febrero de 2012
Fog.
Había una niebla en el aire espesa, somnolienta, gris. Yo estaba rodeada de algo desconocido, yo era lo desconocido, me fundía con él. Mezclaba mis sentimientos con algo de cianuro, tres o cuatro lágrimas y... voilà! El perfecto cóctel para irme de aquí, para dejar de sufrir. Es triste como a veces uno busca terminar el sufrimiento con más sufrimiento, como buscando hacer que el dolor sea más corto y de un solo tiro. Es triste saber que con tanto por delante, uno prefiere enceguecer ante la intriga de lo que puede venir, de mejores tiempos, de nieblas disipadas.
Mi Sol se escondió en lo profundo de las montañas, no hay escapatoria para algo tan intricado y mortificante, no hay llamado que valga la pena, ni esfuerzo que parezca surtir efecto.
El cóctel se acaba. Gota a gota, como mis lágrimas, una por una caen.
Hay personas que simplemente deben decir adiós, y dejarse fundir entre la niebla.
sábado, 11 de febrero de 2012
viernes, 10 de febrero de 2012
jueves, 9 de febrero de 2012
domingo, 5 de febrero de 2012
Domingo.
A veces tengo esas ganas de estar lejos, lejos de todo. Lejos de las personas que piden y no dan, lejos de aquellas a quienes hay que impresionar. Lejos de los problemas, de los que juzgan y de los que no entienden. Lejos de las decepciones, de las amarguras, de las caídas, de los deberes. A veces quiero escapar y empezar desde cero. Aprender de lo equivocado y elegir con certeza esta vez. Cambiar panoramas, dejar atrás un mundo y no volver. A veces quiero olvidar por completo de donde vengo, a quienes estoy atada y cuantos de mis accionares causarán un dominó en picada.
Estaba mejor lejos de todo.
Estaba mejor lejos de todo.
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