jueves, 13 de agosto de 2009

El mar de los deseos

Me encantaría poder vivir abajo del mar
y que las olas arrastren mis penas,
que se larguen de éste lugar,
que sean devueltas a la arena.

Me encantaría poder congeniar una temática
y que no se trate de errores,
varias veces me ha fallado mi matemática
y he perdido la cuenta de los dolores.

Y decirlo todo con la mirada,
que mis ojos sean tu espejo.
Y que a mi casa llegue una gitana,
con una lámpara para cumplir mis deseos.

Que la música sea mi transporte
y me lleve muy lejos,
ya sea en auto, avión o en bote
y me va a salvar el pellejo.

Que los años pasen más lento,
para disfrutarlos hasta el último momento,
aunque sé que nadie puede contra el tiempo,
es cuestión de tener los ojos abiertos.

Y que la televisión se tire por un precipicio,
que regrese lo de hace una década,
convengamos que es algo de desquicio,
el no poder encontrar algo de tu época.

Que regrese la castaña rebelde,
que me cante sus canciones de skate y cero complicaciones,
que hicieron mi pre-adolescencia más alegre
e influyó en todas mis acciones.

Y que soñar despierta sea otra materia,
porque a veces parece que sólo para eso sirvo,
porque siento que soy una aguafiestas
y porque nunca entienden los amigos.

Me encantaría descifrar tus pensamientos,
quisiera conocer todos tus recuerdos
y saber cuando fue que te faltó aliento,
como a mí me pasó cuando no llegábamos a un acuerdo.

Que encontremos los lugares perdidos,
hay millones en la Tierra,
nos guiará el destino
y no nos separará ni la guerra.

Y por último, que la gente nunca olvide su instinto,
ni sus raíces, que no crea en los mitos.
Que nos aislemos de la maldad,
que sepamos que adiós nunca es un final,
la obra termina en el fondo del mar.

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