miércoles, 24 de agosto de 2011

Welcome to Darkland.

Y de repente, oscuridad. Soledad, inseguridad, miedos, incertidumbre. Todo la rodeaba, ella no podía verlo, pero si sentirlo. Podía darse cuenta de como cada una de las cosas que las sostenían, de las que ellas se aferraba, se alejaban. Como es que de repente lo que la calmaba, lo que la hacía sonreír y contentar, se esfumaba; o peor, se convertía en algo totalmente nuevo y retorcido. "¿Otra vez?" Se preguntó, con las lágrimas ya por brotar de sus ojos. Sí, todo de nuevo. Acostumbrarse a manejar algo que seguro en poco iba a ponerse peor. Cambiar las estrategias, los juegos, los planes. Amoldar la mente a nuevos sentimientos, a nuevas presiones y angustias. Prepararse para caer otra vez. Levantarse. Volver a caer. Un círculo vicioso que parecía no tener escapatoria. Y rápido. Iba más rápido de lo que ella podía pensar y esperar. De repente eso nuevo estaba parado frente a ella, esperando para ser abrazado y asimilado en su mente. Cuesta modificar todo una y otra vez, es algo de no terminar. Cuesta tener todo perfecto, los sentimientos encastrados perfectamente, los miedos y inseguridades atrás, después de tanto trabajo y horas. Tengo el resultado pero me cambian el ejercicio. La calma dura dos segundos, las tormentas una eternidad. Bienvenido otra vez.