y me olvidé de mi paciencia,
llegó algo de lo que muy poco se,
y que ni siquiera es una ciencia.
Ahora tengo un millón de preguntas,
la culpa a cuestas,
los pelos de punta,
la luna en la siesta.
No tengo remedio,
no tengo consuelo.
mi mente es promedio,
se me escapa el sueño.
Cuanto más traté,
olvidar se me hizo imposible,
perdí y enfermé,
sin soluciones factibles.
Como si fueran siglos y siglos,
las horas duraban,
y no ni tengo acilo,
solo una mente abandonada.
No tengo cura,
no tengo salida,
no tengo cordura,
idas y venidas.